Sprint final para Casa Blanca, Biden adelante
Por Ansa / Bolivia Energía Libre-La Paz
El sprint final en la carrera por la Casa Blanca y a menos de dos días del voto se consuman los últimos batacazos de una campaña electoral candente y venenosa, una de las más duras de la historia de Estados Unidos y caracterizada por una emergencia sanitaria sin precedentes en la historia moderna.
Donald Trump y Joe Biden han estado atravesando Estados Unidos en las últimas 48 horas a su disposición, y el presidente participó en 10 comicios en dos días para tratar de cerrar la brecha que ve a Biden adelante, a pesar de que el magnate se está poniendo al día en algunos estados clave.
Los últimos sondeos continúan mostrando al exvicepresidente en la cima a nivel nacional. Según el diario Wall Street Journal y Nbc, una ventaja relativamente sólida de 10 puntos, por lo tanto mayor que la que tenía Hillary Clinton en este punto de la campaña hace cuatro años. Pero los hallazgos también apuntan a un Trump que no se rinde en los estados campo de batalla, aquellos como Florida y Michigan capaces de decidir el resultado de las elecciones.
Aunque todavía está rezagado, el presidente -según el Wall Street Journal y la NBC- se está poniendo al día y redujo la diferencia a solo seis puntos en los estados indecisos.
Para el Washington Post, Trump está por delante en Florida, aunque con ventaja en el margen de error de las encuestas. Para el New York Times, en cambio, Biden saca ventaja en Arizona (+6), Florida (+3), Pennsylvania (+6) y Wisconsin (+11), cuatro estados donde Trump le ganó en 2016 a Hillary Clinton.
Frente a los números movedizos, la campaña del exvicepresidente se mantiene cauta e invita a no entregarse al entusiasmo fácil, recordando aquella bofetada de hace cuatro años.
En cambio, el presidente hace alarde de confianza y espera repetir el milagro de 2016 cuando, a pesar de todo y de todos, conquistó la Casa Blanca.
Un objetivo que Trump cree posible y por el que lucha con todas sus fuerzas, como lo demuestran los mítines en cinco estados solo el domingo. En Michigan, donde caen los primeros copos de nieve, Trump se dirige a su pueblo, los invita a votar en masa y a darles la misma satisfacción que hace cuatro años, cuando ganó con una diferencia muy pequeña del 0,23%.
«Joe Biden quiere un bloqueo, incluso durante años», dice Trump en su base. «El Green New Deal destruirá nuestro país, que conmigo está experimentando el crecimiento económico más rápido de su historia», arenga.
Biden, en cambio, apuesta todo por Pensilvania, donde concentra sus últimos esfuerzos electorales, dejando a su exjefe Barack Obama a cargo de Florida.
Tranquilizado sobre el «fracking» y prometiendo hacer todo lo posible para finalmente controlar la pandemia, el candidato demócrata muestra a su parecer cómo será el manejo de Estados Unidos en la encrucijada de otros cuatro años más de «oscuridad» con Trump y un futuro «para todos» en caso de que fuera elegido.
En juego con esta elecciones -y sobre esto Biden y Trump están de acuerdo- está «el alma de Estados Unidos».
Los estadounidenses parecen ser conscientes de que hay mucho en juego y han acudido en masa a sufragar: dos días antes del día de las elecciones, 92 millones ya lo han hecho, la mayoría de ellos con voto por correo que corre el riesgo de crear muchos problemas en el conteo final de las papeletas dadas las diferentes reglas vigentes entre los distintos estados.
Mientras Trump consigue el apoyo del Pittsburgh Post-Gazette, Biden logra el aplauso indirecto de Anthony Fauci, el súper experto estadounidense en enfermedades infecciosas muy escuchado por los estadounidenses.
En una entrevista con el Washington Post, Fauci advirtió sobre los riesgos que enfrenta Estados Unidos en los próximos meses con la pandemia, y destacó las diferencias entre los dos aspirantes a la Casa Blanca. Biden se está tomando la pandemia «en serio desde una perspectiva de salud», dijo. Trump, en cambio, según Fauci, lo mira «desde una perspectiva diferente, la de la economía y la reapertura».
Afirmaciones que provocaron la furia de la Casa Blanca, que las condenó como «palabras inaceptables». Fauci, atacado por el séquito del presidente, decidió jugar con la política dos días antes de la votación.