Alerta en México, avanza otra caravana
Por ANSA / Bolivia Energía Libre-La Paz
El gobierno de México puso en alerta a la Guardia Nacional ante la proximidad de una caravana de 3.000 migrantes provenientes de Honduras, en marcha hacia la frontera con Guatemala, lo que pondrá de nuevo a prueba al presidente Andrés López Obrador y en medio de la pandemia.
El mandatario compartió las suspicacias que ha generado entre los expertos la aparición de este nuevo contingente y señaló que le parece «muy raro y extraño» que se haya organizado a un mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
«No tengo todos los elementos, pero hay indicios de que esto se armó con ese propósito, no sé en beneficio de quién, pero no nos estamos chupando el dedo», señaló usando una frase popular que se aplica a las personas desconfiadas.
López Obrador calificó como «una provocación» que se haya creado una caravana en Honduras que partió el miércoles hacia Estados Unidos, y busca incidir en los resultados de las votaciones estadounidenses del mes próximo.
«Es mucha la casualidad. Cómo es que sale en Honduras, donde hay hasta toque de queda (por la pandemia, NDR) y que se permita que se integre» tras ser «convocada en redes sociales».
El mandatario afirmó que su gobierno «está dando seguimiento» al tema porque «nosotros no queremos confrontación» pues «México es un país de paz» pero dijo que «no nos quedamos callados, siempre decimos lo que pensamos».
El grupo de indocumentados se acercaba a la frontera de México con Guatemala, donde se espera que sea contenido a toda costa por las fuerzas del orden.
Se trata de la primera caravana que se forma desde Honduras durante la pandemia de coronavirus, luego que desde enero no se veía ninguna por las medidas de confinamiento adoptadas en la región y también por la decisión de los gobiernos centroamericanos y mexicanos de endurecer sus medidas restrictivas.
La migración centroamericana -que incluye a ciudadanos de otros países como Cuba, Venezuela y Haití-, a través de grupos organizados, ha sido aprovechada por Trump para atizar los sentimientos contra las personas que buscan llegar a Estados Unidos clandestinamente persiguiendo el llamado «sueño americano».
Expertos advirtieron que Trump podría otra vez echar mano de la «carta migratoria» en su desesperado intento de ganar simpatías al mantener una desventaja clara ante su rival demócrata Joe Biden.
En octubre de 2018 inició la primera oleada migratoria centroamericana a través de caravanas que contabilizó al menos una decena de contingentes, los cuales llegaron hasta la frontera mexicana, pero muchos de sus integrantes se quedaron en México, en forma clandestina o como refugiados o bien sufrieron la deportación.
Trump ha presionado a México, a Guatemala y Honduras con recortarles su ayuda e incluso amenazó al primer país con aplicar aranceles a todas sus exportaciones si no adoptaba acciones contundentes contra el flujo migratorio.
«Hemos visto varias veces cómo el presidente Trump se ha aprovechado de situaciones para implementar sus políticas antimigrantes», señaló Daniella Burgi, del Latin American Working Group, de Estados Unidos.
«Familias con niños y personas que huyen de la pobreza, violencia y corrupción de Honduras, condiciones que actualmente se han agravado con la pandemia, y que estamos viendo en una nueva caravana, no son una amenaza», indicó.
«No deberían ser tratadas como una excusa para militarizar y cerrar la frontera más de lo que ya está», expuso.
Andre Selee, director del Instituto de Política Migratoria, también de Estados unidos, estimó que sorpresivamente «la inmigración casi no ha estado en la agenda de campaña en Estados Unidos» pero dijo que las cosas cambiarían si la caravana logra franquear la frontera mexicana.
En ese caso, «es probable que Trump retome el tema y entre al debate político en Estados Unidos de nuevo», expuso.
Por lo pronto, el gobierno de Guatemala intento frenar a toda costa el avance de la caravana, que partió desde San Pedro Sula, al detener y deportar a 110 de sus integrantes.
Los inmigrantes se las verán más difícil ahora que anteriormente porque los refugios que los suelen atender, algunos operados por organizaciones civiles y las Iglesias, están cerrados debido a la pandemia.