Perú y Brasil están preocupados por la inacción de Bolivia para frenar el tráfico ilegal de mercurio
- El investigador Óscar Campanini dijo que el Plan nacional de Acción del Mercurio no muestra hasta ahora avances significativos a pesar que fue suscrito en 2023.
- La propuesta gubernamental se limita promover un registro único de importadores y comercializadores del mercurio y no a reducir el uso de la sustancia tóxica, apuntó el cientista.
Por Bolivia Energía Libre / La Paz
Perú y Brasil están preocupados por la inacción de Bolivia en la ejecución de políticas efectivas para frenar la comercialización ilegal de mercurio, alertó el investigador, Òscar Campanini, director del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB)
“Hasta donde tengo conocimiento, hay una preocupación de los Estados vecinos, probablemente no se manifieste en los planos políticos que tienen otros elementos que dinamizan esas relaciones bilaterales, pero en el plano técnico es un tema de preocupación, sobre todo por Perú y Brasil y, tiene que ver con el comercio ilegal del mercurio, el narcotráfico, tráfico de combustibles y otros ilícitos donde el Gobierno no toma las acciones esperadas a nivel nacional e internacional”, declaró.
La comercialización de mercurio en Bolivia destinada para la explotación del oro aun no halla frenos institucionales a pesar de la existencia de compromisos oficiales al respecto.
Desde 2015, el país ocupa el primer o segundo lugar del mundo en importación de este producto químico tóxico, solo por detrás de India en ocasiones.
De 2016 a 2021, las importaciones del país superaron las 1.100 toneladas, en contraste con las aproximadamente 100 toneladas de Brasil durante ese período. Mientras tanto, entre 2013 y 2019, Perú logró una notable reducción del 95% en sus importaciones formales de mercurio.
El sector minero importó alrededor del 84% del mercurio que llegó a Bolivia entre 2014 y 2018. Las industrias química y textil importaron el resto, según un estudio realizado por el director del CEDIB. Esto significa que, en Bolivia, a diferencia de otros países amazónicos, el mercurio se importa directamente para la extracción de oro, sin necesidad de desviarlo ilegalmente de otras industrias como la odontología, la ciencia y la investigación.
Campanini recordó, en este sentido, que el Ministerio de Minería y Metalurgia y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), suscribieron en octubre de año 2023, un acuerdo para ejecutar el Plan de Acción Nacional para la implementación del Convenio de Minamata en el sector minero, cuyo objetivo central es reducir las emisiones del mercurio.
El entonces Ministro de Minerìa, Marcelino Quispe López y el representante de la ONUDI, Diego Alvarez, fueron los encargados de oficializar el acuerdo.
Dos años después, los avances y/o ejecución es mínimo, por no decir, escaso, subrayó el investigador del CEDIB.
“Es importante mencionar que (las acciones) han sido asumidas por el Estado a presión de la sociedad civil y organismos internacionales de Derechos Humanos (…). Sobre el Plan de Acción el Gobierno tenía financiamiento por donación hace tres años y el registro de importadores fue una propuesta de decreto que elaboró el Ministerio de Medio Ambiente y Agua que fue rechazado por más de tres años por el Gabinete, antes de ser puesto en vigencia”, recordó.
.El Convenio de Minamata sobre el Mercurio, adoptado en 2013, es un testimonio del compromiso de la comunidad internacional para mitigar los efectos perjudiciales de la exposición al mercurio.
El Plan está destinado a convertirse en una guía con esfuerzos colectivos para reducir las emisiones de mercurio, mejorar las prácticas de extracción de oro y minimizar su impacto tanto en la salud humana como en el medio ambiente, además de velar por el bienestar de los mineros y toda la población en general.

En este sentido el registro de importadoras y comercializadoras ha sido una medida interesante que la adoptaron muchos otros países, pero insuficiente debido a que el gobierno limitó la medida a levantar una lista de importadores, pero no hay una prohibición progresiva como lo hizo Colombia que cerró las fronteras a la comercialización del mercurio.
“En el caso de Bolivia no hay restricción ni prohibición de comercialización del mercurio, sobre la implementación del registro no se conocen nada (…). Hay la denuncia de comercializadores del mercurio de Perú, que operan en Bolivia y algunos con procesos, no se ha dicho nada al respecto”, señaló.
Sobre el PLAN DE ACCIÓN NACIONAL Y PLAN DE MERCURIO Y SALUD dijo que fue una iniciativa muy interesante pero que no llegó a concretarse en su versión final.
“Se lanzó con mucha pompa, hubo capacitación, medidas que hubiesen sido interesantes en toxicología pero hasta donde tenemos conocimiento hubo algún material informativo y algunos talleres pero no hay ninguna medida concreta”, dijo.
“Estamos en contacto con personal médico de salud de algunas zonas afectadas por la minería y dicen que no hay grandes medidas por parte del nivel central para desarrollar este plan de mercurio y salud y el plan de acción nacional que se enmarca en el Convenio de Minamata, que arrancó y no ha tenido mayor avance”, aseveró.
De acuerdo al análisis del investigador, el Gobierno no encaró la problemática del mercurio de manera estructural ya que la minería ilegal del oro avanza junto con la vulneración de derechos.
El Gobierno presentó hace dos años, y sin la participación de las comunidades indígenas impactadas por el mercurio, dos planes para la reducción gradual del uso de esta sustancia tóxica en la minería aurífera aluvial y se preveía resultados en los siguientes dos y cinco años.
El plan nacional de acción forma parte del Convenio de Minamata, del cual el país se hizo signatario desde el año 2003 y que fue ratificado el 2015, con el propósito de reducir la sustancia tóxica de la actividad minera, hasta su eliminación.
El plan de mercurio tiene un objetivo general, establecer líneas estratégicas para orientar las acciones del sector salud a la reducción de los riesgos y efectos resultantes de la exposición al mercurio en la población boliviana.
—