Exministro propone suscribir tres contratos petroleros por año para reactivar la actividad exploratoria
Por Edwin Miranda V. / Activo$ Bolivia / Bolivia Energía Libre-La Paz
“Para mantener el ritmo en la actividad exploratoria, mínimamente se debería suscribir entre dos y tres contratos de servicios petroleros y al menos cuatro y cinco convenios de estudio por año, con la finalidad de hacer sostenible la producción de hidrocarburos a través de las actividades de exploración y explotación en Bolivia”, propuso a manera de receta para el actual Gobierno el exministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez.
La exautoridad, que manejó la industria petrolera por más de seis años durante el gobierno del expresidente Evo Morales (2006-2019), rompió de esta manera el silencio, casi dos años después de su renuncia en medio de la crisis política que vivió el país tras las elecciones de 2019.
Sánchez, además, hizo un balance de lo que aplicó, como política de Estado, para promover la industria petrolera que generó ingresos billonarios por la exportación de gas debido a los altos precios internacionales del barril de petróleo. Bajo el título de “La exploración en Bolivia debe continuar”, Sánchez publicó un artículo en un medio paceño en el que puso al descubierto algunas decisiones que tomó.
Tras el conflicto poselectoral de 2019 se hizo evidente una parálisis estructural de la industria petrolera, una sombra que ahora castiga a la administración del presidente Luis Arce, que aún no logró firmar acuerdos sustanciales de exploración y explotación de hidrocarburos con firmas internacionales.
Ante la escasez de interés del capital privado internacional para seguir invirtiendo en exploración y explotación petrolera, Arce puso en marcha un agresivo programa de cambio de la matriz energética donde el gas y el petróleo no tienen la misma importancia de hace una década.
Al respecto, el también exministro de Hidrocarburos Mauricio Medinacelli (2001) recordó que el nuevo contexto de los mercados internacionales es poco favorable para Bolivia y mencionó dos factores: que tanto Brasil como Argentina tienen interesantes prospectos para incrementar la producción doméstica y la irrupción del LNG en América del Sur, un competidor serio para el gas boliviano. Es claro que hace 30 años atrás ninguno de estos factores era una amenaza creíble.
Incentivos para despertar interés
Sánchez se refirió a los incentivos señalando que “con la finalidad de contrarrestar la inminente paralización de la actividad exploratoria, el Gobierno tuvo el reto de plantear una fórmula que permita impulsar y despertar nuevamente el interés de los inversores en E&E (exploración y explotación), es así que se materializó la Ley 767 para reactivar las inversiones en la exploración de nuevos campos”.
Medinacelli aclaró que el Gobierno de Morales se vio obligado aprobar una ley de incentivos “debido a la naturaleza de la inversión realizada en el sector, concentrada en la explotación de campos y uno de los government take (impuestos a la producción)
más altos de la región, lo que derivó en una declinación paulatina de la producción de gas natural en el presente y futuro próximo”.
Sin embargo, para Sánchez, bajo la política de incentivos se autorizaron y aprobaron en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) varios contratos de servicios petroleros y contratos de estudios.
En el balance que hizo reveló que “entre 2015 y 2019 se lograron suscribir 12 contratos de servicios petroleros y 22 contratos de estudio, cuatro adendas y cuatro cesiones, lo que implica que, en promedio, se firmaron entre dos y tres contratos por año; entre cuatro y cinco contratos de estudio por año, una adenda y una cesión por año. Esta actividad atrajo un promedio de 1.600 a 1.700 millones de dólares por año, generando un escenario resiliente en una coyuntura de precios bajos para el petróleo”, afirmó.
Recordó también que estas gestiones siguen reportando resultados positivos hasta el momento, tales como los pozos perforados en Boicobo, Los Monos, Caigua, Yarara y Sipotindi, entre otros. El Gobierno de Arce los atribuye a su gestión.
Otro contexto
La situación de la industria petrolera, en Bolivia y el mundo, atraviesa un periodo de transformaciones, por este motivo, Bolivia acordó con Brasil y Argentina (2019 y 2020) adendas a los contratos de exportación que disminuyen las obligaciones de entrega y así evitar el pago de multas, recordó Medinacelli.
“La posición negociadora de Bolivia frente a Brasil y Argentina es más débil que hace 30 años, eso se debe a varios factores, entre ellos, la decreciente capacidad de producción de gas natural, importantes descubrimientos de gas en Vaca Muerta y el Pre-Sal y la posibilidad de importar a través de proyectos de LNG”, mencionó.
Para hacer frente a los nuevos retos, propone la corporativización de YPFB y un sistema impositivo más flexible.