La Paz y El Alto construyen mercados inclusivos para comercializar alimentos ecológicos y mitigar la pobreza
- El sistema productivo utiliza invernaderos y basa su existencia, en el trabajo familiar, donde el padre, la madre y los hijos juegan un rol decisivo.
- El proyecto tiene apoyo de Swisscontact, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE, la Alcaldía de La Paz, y la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social – UNITAS.
Por Edwin Miranda V. / Bolivia Energía Libre-La Paz
Los municipios de La Paz y El Alto construyen mercados inclusivos para comercializar alimentos sanos, promover la producción agroecológica regional que existe en el departamento, pero fundamentalmente, ayudar a mitigar la pobreza, informó el coordinador de la Agencia de Desarrollo Económico Local, dependiente de la Dirección de Competitividad e Inversiones de la secretaria de Desarrollo Económico de la alcaldía paceña, Teddy Fernández.
Los mercados inclusivos tienen una visión amplia que implica incluso servicios y tecnología donde están involucrados los núcleos familiares, apuntó a su vez Rafael Lindeman, investigador agroecológico del Centro Latinoamerícano para el Desarrollo-RIMISP, y operador principal del proyecto “Mercados Inclusivos” de Swisscontact en Bolivia.
Para Lindeman la producción familiar tiene que mostrar una “mirada más integral de lo que significan los sistemas agroalimentarios” tradicionales.
Anticipó, en este sentido, que desde la cooperación internacional pusieron en marcha planes específicos para combatir el cambio climático que está “dificultando la actividad agrícola a pequeña escala y ver soluciones prácticas para que se pueda trabajar en la resiliencia”.
Para Fernández los espacios para mostrar los productos agroecológicos familiares surgieron con el fin de promocionar la producción de verduras, carne de llama, y por supuesto, todo tipo de tubérculos y cereales andinos que es posible obtenerlos en el departamento.
En La Paz, por ejemplo, los mercados inclusivos comenzaron a funcionar en 2017 para comercializar producción de alimentos nutritivos teniendo a la familia como eje estratégico, dijo.
Los puntos geográficos en la ciudad de La Paz donde funcionan los centros de abasto popular bajo éste concepto son el “Mercado Ecológico Zenobio López”, ubicado en Villa Armonía (Macro Distrito de San Antonio), y en la Plaza Lira, en Alto Sopocachi, dentro del Macro Distrito de Cotahuma, mencionó Fernández.
Ambos mercados son puntos de encuentro entre productores agropecuarios de carácter familiar con la población. Son áreas donde se promueven un consumo de alimentos responsable, aseguró.
Los proyectos cuentan además con apoyo internacional de Swisscontact, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE, y la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social – UNITAS que promueve desarrollo y respeto de derechos humanos junto a otras 20 instituciones asociadas que tienen presencia en áreas rurales y urbanas de Bolivia.
La cooperación proporciona información valiosa sobre consumo responsable, producción ecológica y capacitación a los productores, indicó.
El objetivo mayor del proyecto Mercados Inclusivos es contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población meta, contribuyendo a reducir su situación de pobreza. La población objetivo son hombres y mujeres que desarrollan actividades agrícolas, pecuarias u otras (con énfasis en mujeres y jóvenes), en unidades productivas familiares (UPF), particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático y a la inseguridad alimentaria localizados en el Altiplano y Valles Interandinos, señaló a su vez Swisscontact, en su página oficial.
Con planes en marcha, Fernández dijo que los mercados inclusivos y ecológicos expandieron su presencia en varios municipios del departamento de La Paz, como Caranavi, Palos Blancos, Palca, Mecapaca e incluso Coroico.
Lindeman informó al respecto que el proyecto busca ahora escalar fases innovativas a nivel nacional. “Tiene un fuerte componente de escalamiento y va comenzar a operar en todo el país”, aseguró.
Los mercados inclusivos comenzaron a operar en un inicio en varios municipios de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. “Ahora esas innovaciones generadas (llevaremos a) tierras bajas, valles a Los Yungas”, anticipó.
Fernández dijo que en el proceso están involucrados más de 8 instituciones teniendo al municipio de La Paz, como articulador, ya que incluso el gobierno central está decidido apoyar la iniciativa con la entrega de certificación ecológica para la producción agropecuaria lo que generará mayores oportunidades, no solo de ingresos económicos, sino también, mercados a los productores involucrados que llegan a casi 100, anticipó el coordinador.
Carpas solares en El Alto
Decenas de mujeres amas de casa que vienen en la ciudad de El Alto decidieron apostar a la producción agroecológica en invernaderos para garantizar alimentos para la familia y generar ingresos mensuales altamente significativos, señala un informe procesado por la Red UNITAS.
La propuesta permitió en este sentido abrir a las mujeres una participación decisiva, hasta estratégica, en espacios de decisión económica, una cualidad, hasta ahora, reducida.
El ser parte de una asociación de productoras, consolida la autoestima de la mujer, promoviendo procesos de empoderamiento positivo entre las mujeres al estar capacitadas en producción orgánica y seguridad alimentaria, generando conocimientos favorables, que llegan a transmitir y a incentivar a otras mujeres sobre el sistema productivo familiar en invernaderos con la comercialización de productos, dice el informe.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del año 2003, desde el inicio de los años noventa hasta la actualidad, la participación femenina en los ámbitos de decisión económica en el sector público y privado, se ha incrementado en un 70%.
Con una ruta crítica marcada con apoyo de UNITAS, la cooperación internacional y otros colectivos locales de los municipios de La Paz y El Alto, las mujeres abrazaron el desafío de dedicar, tiempo y espacio, a la producción agrícola utilizando ambientes atemperados -invernaderos caseros- para garantizar alimento a la familia y, comercializar los productos que cultivan de manera permanente los fines de semana, en la Plaza Lira, zona de Sopocachi, en la ciudad de La Paz.
UNITAS promovió en este sentido, un proceso gradual pero efectivo de formación agroecológica a un grupo selecto de señoras consideradas ahora la vanguardia del proyecto llamado ECOTAMBO, indicó Fernández que también afirma que la iniciativa es parte de lo que hace la alcaldía.
Esta plataforma sirvió para organizar a las mujeres a partir de tres subsistemas: social, agrícola y pecuario, refiere la investigación.
¿Cómo, bajo qué condiciones participa el núcleo familiar en la producción agroecológica, fue principal objetivo en lo social?. En lo que respecta al nivel agrícola, el plan orientó información vinculada, sobre todo a saber cómo administra el núcleo familiar el sistema productivo, directamente proporcional a la superficie productiva que tiene cada familia en particular.
Lo pecuario, a su vez, tuvo como fin establecer la crianza de animales en número no mayor a 15 especies, entre gallinas, conejos y cuyes, constituyó parte del estudio. El destino de esta crianza es de exclusividad para el autoconsumo (carne y subproductos), fue además un añadido sustancial para el proyecto.
Asimismo, el estiércol generado por la crianza de animales, sirvió para asimilar técnicas orientadas a producir compostaje, que es utilizado en el subsistema agrícola. Por la poca cantidad de abono orgánico, las mujeres productoras adquieren abono de ferias locales y regiones cercanas
Destino de la producción
Los alimentos producidos en invernaderos como lechuga, apio, perejil, acelga, espinaca, eneldo, rucula, col risada, misuna, brócoli, coliflor, remolacha, entre otros fueron destinados hasta un 10% para garantizar el autoconsumo y, cerca al 90% tuvo como destino el mercado interno para la venta.
Según Fernández, la comercialización de los productos se realiza, fundamentalmente, en una feria que se abrió en la Plaza Lira, ubicada en la zona de Sopocachi de la ciudad de La Paz y Zenobio López, espacios vitales que fue gestionada por ECOTAMBO, el municipio y otros colectivos agroecológicos que son una asociación a la que pertenecen las familias que promueven el agrosistema alimentario, un aporte ambiental que logró demostrar que está forma de producir alimentos es eficiente ya que además administra un manejo adecuado de desperdicios orgánicos e inorgánicos.
Impacto económico familiar
La unión hace la fuerza, señala el adagio popular y la decisión de decenas de mujeres de conformar una asociación dedicada a la producción agroecológica, derivó en beneficios económicos significativos para decenas de familias.
Un análisis económico que hizo la asociación de mujeres productoras reveló que la organización, tienen ganancias anuales mayores a Bs 9.000.
Este estudio fue hecho en invierno, razón por la cual, las cifras pueden ser incluso mayores ya que en primavera producen y comercializan más y, por lo tanto, los ingresos semanales se duplican.
Al respecto Fernández informó que el movimiento económico que generan los mercados inclusivos llegan incluso a los Bs120.000, pero todo depende de la frecuencia con que se realizan y la calidad de la producción ecológica que está a la venta.
Empoderamiento social de la mujer
La existencia de una actividad asociativa donde la mujer toma decisiones económicas y define las condiciones para el sustento familiar, sin que el varón asuma una participación decisiva, contribuyó, también a empoderarlas en todo sentido.
UNITAS refiere al respecto que el empoderamiento, producto de las actividades productivas y sociales, genera un sentido de pertenencia de grupo y visión común entre todas.
Es más, los tejidos sociales desarrollados y consolidados por las mujeres, se basan en aspectos comunes relacionados a la generación de valores, vínculos de solidaridad, sentidos de pertenencia y visiones de futuros de carácter común. (Torres, A. 2002).
El proceso además contribuyó a generar sentido de responsabilidad entre todas, pero también, en aquellas mujeres interesadas en participar el proceso.
De acuerdo a los estudios de casos analizados, en cuanto a los vínculos de solidaridad establecidos en una asociación, un miembro de ésta logra obtener respaldo institucional y con ello, beneficios referidos a la actualización de conocimientos en producción orgánica, seguridad alimentaria y canales de comercialización, refiere UNITAS.
Ahora bien, para ingresar y pertenecer a la asociación, las interesadas deben cumplir ciertos requisitos. En principio tienen que contar con infraestructura productiva en funcionamiento, tener producción constante y de buena calidad, libre de contaminantes químicos.
La inclusión a la asociación no fue una tarea simple ya que, en algunos casos, las nuevas socias sufrieron discriminación de su entorno por ser nuevas, y por una aparente competencia de oferta de productos, apuntó la institución.
Otro nivel de articulación social fue la incidencia institucional a través de la conformación legal de la asociación, logrando obtener la personalidad jurídica y la participación en conferencias y entrevistas por los medios de prensa de circulación departamental y nacional, para mostrar las actividades que realizan las señoras productoras de invernaderos.
Las familias que forman parte del proyecto relatan que son beneficiadas con capacitaciones, reuniones y talleres para tener conocimiento de la agricultura urbana, de la producción y la comercialización de productos.