El café boliviano sale de su modorra; Asia está en la mira
Por Edwin Miranda V. / Activo$ Bolivia / Bolivia Energía Libre-La Paz
Los buenos precios internacionales del café permiten a los productores bolivianos pensar en un horizonte promisorio y se han propuesto producir este año 70.000 sacos en todo el país. Lograr esa meta dejaría en el pasado un registro desastroso, cuando los volúmenes estuvieron por debajo de los 20.000 sacos. De hecho, entre 2015 y 2017, los cultivos llegaron a desplomarse, reveló Elías Choconapi, un productor de café de Caranavi.
Una muestra de la crítica situación por la que atravesó el sector es el nivel de exportación de grano seleccionado de la cosecha 2020. Bolivia exportó en el mes de mayo de ese año solo 1.500 sacos, un registro histórico que mostró cómo la crisis económica mundial y la emergencia sanitaria encogieron la producción en el país y la demanda en el exterior.
Después del cierre de fronteras, la caída de los mercados y las restricciones ocasionadas por la pandemia, la producción va camino a recuperarse porque aumenta la superficie sembrada en el país y la cantidad de productores, ya que ahora los cafetaleros de Tarija, Pando y Beni se suman a los de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, haciendo que los cultivos se extiendan por más de 40 municipios del país.
Motivados por los buenos precios actuales y por el apetito de nuevos mercados, como China, Japón e incluso Dubai, los productores se dieron a la tarea de hilvanar un plan comercial con ingresos económicos altamente positivos, pese a que aún deben lidiar con la pandemia, señaló Gregory Peñafiel, coordinador del Programa de Inversión Café Cultura dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. Sin temor a sonar ambiciosos, estiman que podrían llegar a vender una libra hasta en 500 dólares, según Félix Chuquimia, dirigente nacional cafetalero.
Así, se desató una inusitada competencia entre los aproximadamente 10.500 productores dedicados al cultivo del oro negro que existen actualmente en el país y que cultivan café en al menos 20.000 hectáreas en seis departamentos, comentó el dirigente nacional. En medio de un clima de optimismo, los productores tienen listos cinco contenedores para satisfacer la demanda que comenzó a reactivarse con fuerza en los EE.UU. y la Unión Europea (UE), pero también en China y el Medio Oriente, apuntó.
El producto boliviano está listo para salir al exterior ostentando su característica de café 100% orgánico, requisito indispensable que hoy exige el mundo para comercializar cualquier producto agroalimentario, dijo Chuquimia, quien participó del 7mo. Torneo de Café Presidencial, organizado por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, evento en el que competirán los mejores granos del año en el país, entre julio y noviembre.
Gobierno retoma programa para promover cultivo
La pandemia del coronavirus, entre otros impactos, maniató el comercio internacional de café, lo que dejó como resultado una reducción no solo del volumen de producción, sino que también encogió los precios a niveles casi inadmisibles, señaló el productor de café Elías Choconapi, un experto en el cultivo de grano seleccionado.
Gregory Peñafiel, coordinador del Programa de Inversión Café Cultura dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, dio fe de la dura situación para los cafetaleros del país: “La pandemia afectó al sector, no fue positivo sobre todo para la exportación de café ya que el mundo se paró, tuvimos estocada la producción por varios meses y los precios bajaron”.
Sin embargo, la situación comenzó a cambiar con una paulatina reactivación de la economía mundial. “Las cosas están volviendo a mejorar y la Bolsa Internacional del Café, que es un referente para comercializar el producto, está subiendo significativamente, lo que está generando un incremento de volumen y mayor inversión en los departamentos productores”, dijo Peñafiel.
Para no perder el tren de nuevo, el Gobierno se ha propuesto renovar el Programa Nacional de Café, que arrancó en 2018 y culmina el próximo año, al que se destinó una inversión de 180 millones de bolivianos de los cuales 70 millones están destinados a promover el cultivo de café, precisó.
Las metas que se propuso alcanzar el proyecto son muchas, pero la principal fue subir el volumen de producción a 175.000 sacos por año. Por ahora, esa meta está aún distante, reconoció Peñafiel. Sin embargo, sobra optimismo y asegura que hasta el 2022, la producción nacional de café habrá alcanzado ese objetivo y que además será sostenido en el tiempo.
Hasta ahora, el programa ya desembolso casi el 80% del presupuesto quedando solo unos 20 millones de dólares por invertir y para esto habrá que demostrar resultados y cumplimiento. Peñafiel está consciente de esta situación y habla de ampliar el programa hasta el 2024, pero aún es una posibilidad.
¿Qué implicaría esto?, ¿más dinero? “No, solo ganaremos tiempo, no habrá más fondos, por lo menos eso anunció el Gobierno”, respondió.
Pero la incorporación de productores de Tarija, Pando y Beni, que no formaron parte del periodo inicial del Programa Nacional de Café y que ahora pelean por tener apoyo gubernamental, podría dar lugar a que el Gobierno abra la posibilidad no solo de ampliar el plazo de la estrategia productiva, sino también de desembolsar nuevos recursos. Todo dependerá de lo que sucede en los próximos meses.
Abono de oveja para robustecer el café
No solo fue la crisis sanitaria la que influyó en la reducción de los cultivos de café, sino también las enfermedades y plagas. En las últimas decenas de años, hubo un incremento de plagas y enfermedades del café en el mundo, esto repercutió en una disminución de la calidad y el aprovechamiento de los cultivos.
Entre las plagas que amenazan al café, sobresalen la roya, la broca del fruto, el minador de la hoja, el piojo harinoso del follaje y de la raíz, el barrenador del tallo y la denominada araña roja.
Para combatirlas los cafetaleros de Bolivia tuvieron que recurrir a mejorar las condiciones de luminosidad y aireación de las plantaciones, podar las ramas secas y aplicar óxido cuproso al 50%. Las aplicaciones de potasio también disminuyeron la incidencia del mal rosado, explicó el productor Elías Choconapi. Pero dijo que lo que llamó la atención fue la eficiencia del abono de oveja para tener cultivos sanos y robustos.
La combinación con estiércol de ganado vacuno puso al descubierto un poderoso abono que impidió, significativamente, la presencia de enfermedades y los productores comenzaron a tener resultados altamente positivos.
Tal fue el éxito, que el abono de oveja se ha convertido ahora en un material altamente demandado, subió de precio y es difícil conseguir. Un camión de uno 180 quintales de abono cuesta entre 3 y 5 mil bolivianos, si es que se logra conseguir, aseguró Choconapi.
En tanto, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) junto al Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) trabajan en métodos para prevenir enfermedades, lo que muchas veces pasa por tener semillas más fuertes y adaptadas al cambio climático. Es por eso que, del presupuesto total del Programa Nacional de Café, 50 millones de bolivianos fueron destinados al INIAF y 11 millones al Senasag.