Índice de Libertad Económica 2022 coloca a Bolivia en el puesto 169 de 184 a nivel mundial
Por Brújula Digital / Bolivia Energía Libre-La Paz
El Índice de Libertad Económica 2022 de la Fundación Heritage coloca a Bolivia en el nada expectable puesto 169 de 184 a nivel mundial. En la región solo se encuentra delante de Cuba y Venezuela y a nivel global, delante de Corea del Norte, Iraq, Libia y Siria, entre otros países, que también son destacados por la vulneración de derechos y libertades civiles.
El índice 2022, que considera las políticas y condiciones económicas en 184 países desde el 1 de julio de 2020 hasta junio 30, 2021, revela un puntaje promedio global de libertad económica de 60, una pérdida de 1,6 puntos frente a los 61,6 del año anterior.
Bolivia en esa calificación obtuvo 43 puntos; es decir, 17 menos del promedio mundial, y se la identifica en color rojo por estar entre los países con menos valoración en términos de libertades económicas.
La Fundación Heritage se propuso la misión de formular y promover políticas públicas basadas en los principios de la libre empresa, el gobierno limitado, la libertad individual, los valores estadounidenses tradicionales y una fuerte defensa nacional.
En análisis de la fundación, a pesar de la notable desaceleración de la libertad económica, sigue existiendo una clara relación entre mejorar la libertad económica y lograr un mayor dinamismo económico, así como un mayor bienestar.
“No importa cuál sea su existencia, nivel de desarrollo, los países pueden impulsar considerablemente el crecimiento de su economía mediante la implementación de medidas para aumentar libertad económica a través de políticas que reducir impuestos, racionalizar la regulación, abrir la economía a mayores competencias y luchar contra la corrupción”, señala el informe.
El índice de libertad económica, señala que el nivel de vida, medido por ingresos per cápita, es mucho mayor en países económicamente más libres.
Economías calificado como «gratis» o «mayormente gratis» en el 2022 Index disfruta de ingresos que en promedio son más de tres veces superior a los en otros países y casi siete veces superiores a los ingresos medios de las economías “reprimidas”.
La libertad económica también se correlaciona altamente con el bienestar general, que incluye factores tales como salud, educación, el medio ambiente, la innovación, la sociedad el progreso y la gobernabilidad democrática.
En la tabla de clasificación se identificaron a siete países con mejor puntaje en libertad económica con 80 puntos o más, poniendo en las filas de los económicamente «gratis», donde se destacan: Singapore (84.4), Switserland (84.2), Ireland (82), New Zealand (80.6), Luxembourg (80.6), Taiwan (80.1) y Estonia (80).
Veintisiete países obtuvieron una designación como «mayormente libre» mediante el registro con puntajes de 70.0 a 79.9, y un adicional de 54 países fueron considerados “moderadamente gratis” con puntajes de 60.0 a 69.9 puntos.
Así, un total •de 88 países, o aproximadamente la mitad de los 177 países calificados en el índice 2022, tienen entornos institucionales en los que las personas y las empresas privadas se benefician de al menos un grado moderado de libertad económica en la búsqueda de un mayor desarrollo económico y prosperidad.
En el lado opuesto del espectro, el 50 por ciento de los países calificados en el Índice 2022 (89 economías) han registrado puntajes de libertad económica por debajo de 60. De ellos, 57 economías se consideran “en su mayoría no libres” (puntajes de 50,0 a 59,9), y 32 países, incluida China, están en la categoría económicamente “reprimida”.
Se ha producido una reorganización notable en la parte superior de la clasificación. Singapur mantuvo su estatus como la economía más libre del mundo, pero Australia abandonó la categoría «libre» y Nueva Zelanda cayó al cuarto lugar, detrás de Suiza e Irlanda. Luxemburgo, Taiwán y Estonia se unieron a la categoría “gratis” por primera vez.
Bastante notable es el declive continuo en la categoría «mayormente libre» de los Estados Unidos, que se desplomó al puesto 25, su clasificación más baja en los 28 años de historia del Índice.
El principal factor causante de la erosión de la libertad económica de Estados Unidos es el gasto público excesivo, que ha resultado en un déficit y una carga de deuda crecientes.
La actual pandemia del Covid-19 ha provocado un deterioro significativo en una serie de frentes políticos, lo que se suma a las tensiones preexistentes de los desafíos estructurales a largo plazo de los países de todo el mundo.
Los crecientes déficits y la creciente deuda pública, especialmente la deuda contraída para financiar un mayor consumo del gobierno o pagos de transferencias, han socavado y probablemente socavarán aún más la productividad general.
Desde principios de 2020, la pandemia de Covid-19 y particularmente las muchas restricciones en la actividad económica y el movimiento de personas que los gobiernos han impuesto en respuesta ha causado estragos en la economía mundial, advierte el informe.
Casi todas las economías incluidas en el índice experimentaron un crecimiento negativo en 2020, no sorprende dado que muchas de las acciones que los gobiernos han tomado en nombre de proteger la salud pública también han tenido el efecto de reducir la libertad económica. Estas restricciones han tenido un costo en términos de vidas humanas.
“El resultado es una catástrofe mundial. Queda mucho por saber epidemiológicamente sobre el Covid-19 y sus múltiples variantes”, señala.
Heritage advierte que las restricciones gubernamentales a la libertad económica sofocan el crecimiento económico, reducen los ingresos y aumentan la vulnerabilidad de las clases medias y pobres.
La renuncia abrupta y miope de los principios de la libertad económica no sólo ha causó gran parte de las tribulaciones económicas que afligen a la economía mundial, pero también socavará la recuperación económica muy necesaria si no se revierte la situación, advierte la fundación estadounidense.
No será suficiente volver a los “negocios como siempre” porque, además de los impactos de la pandemia en las finanzas públicas, los países enfrentan muchos desafíos estructurales a largo plazo.
La crisis del Covid-19 amplificó y expuso serias debilidades estructurales preexistentes en las áreas de políticas sobre transparencia, eficiencia, apertura y efectividad del gobierno.
BD