Entre la crianza de llamas y el contrabando, Huachacalla normaliza el tráfico de mercadería
Por Edwin Miranda V. | Activo$ Bolivia / Bolivia Energía Libre-La Paz
El contrabando de línea blanca y ropa americana convirtió al municipio de Huachacalla, a 167 kilómetros de la ciudad de Oruro y ubicado en el límite fronterizo con la República de Chile, en uno de los puntos estratégicos para la distribución de la mercadería de contrabando. Sus pobladores, antes dedicados a la crianza de camélidos, ahora tienen en el tráfico de mercadería chilena una fuente de ingresos más segura y se dedican a esa actividad como si fuera cualquier otro oficio.
“No vamos a negar, en su mayoría estamos (promoviendo) esta forma de trabajo, pero legal. El tema es que no tenemos otra alternativa nosotros, ¿de qué vamos a vivir?”, admitió Daniel Cáceres, representante regional y Secretario de Justicia y Trabajo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb).
La población, que suma aproximadamente cinco mil familias, dedica parte de su tiempo a traficar mercadería de contrabando esquivando el control y rastrillaje del Ejército. Cuando no contrabandean, intentan mantener en pie la crianza de llamas.
“A confesión de parte, relevo de pruebas”, señala el adagio popular y Cáceres, además de admitir que la población vive del ilícito, lo justifica arguyendo: “No tenemos otra opción para sobrevivir. Tenemos que luchar en esta vida”.
Los huachacalleños invierten capital en la compra de televisores, cocinas, refrigeradores, computadoras y teléfonos móviles, internados desde Chile. Su objetivo es llegar a la ciudad de Oruro, donde tienen abundante mercado.
“En la ciudad, tenemos varios centros donde vender la mercadería, por ejemplo, las ferias Fermín López o el Mercado Kantuta, también centros periurbanos para la venta de repuestos donde cada comerciante tiene un puesto de venta, y apela a todas las formas más imaginativas para comercializar lo que tiene”, describió el dirigente sindical.