A falta de gas boliviano, Argentina vuelve a importar GNL y suelta amarras al buque regasificador anclado diez años
Por Edwin Miranda V. / Bolivia Energía Libre-La Paz
A falta de gas boliviano, la Argentina volverá a importar Gas Natural Licuado (GNL) y soltará amarras al buque regasificador que tenía anclado hace una década en Bahía Escobar, conoció ayer Bolivia Energía Libre en medios de prensa del país vecino.
“Ya no quedan dudas de que en el invierno próximo, el Gobierno tendrá que volver a traer al puerto de Bahía Blanca el buque regasificador para abastecer con más importaciones de gas natural licuado (GNL) el mercado interno. Esto ocurre luego de cayera abruptamente la producción local por el congelamiento tarifario, y que Bolivia advirtiera que exportará menos gas por su propio declino en la producción”, reportó el periódico porteño La Nación.
La semana pasada, el Gobierno informó que en la firma de la quinta adenda al acuerdo con Bolivia para la importación de gas, comprometió entregar en el invierno (en el pico de demanda) 14 millones de metros cúbicos diarios (m3/d), 30% menos a los 20 millones de m3/d que inyectó al sistema argentino en el invierno pasado. Esto se debe «a causa de la profunda baja de producción de sus yacimientos», indicó la Secretaría de Energía de la Argentina.
La falta de resultados que dejó hasta ahora el Plan Gas, terminó prendiendo focos de alarma para en la Argentina ya que, no hubieron ofertas adicionales para la provisión de gas para el invierno.
El gobierno logró asegurar solo 3,6 millones de metros cúbicos adicionales (MMmcd) adicionales para el invierno a los 67,9 Mmmcd que recibirán subsidio durante todo el año, proveniente de tres empresas -Tecpetrol, Pampa Energía y Total Austral-, de las 16 petroleras que participaron en la subasta, informó el gobierno argentino.
Además de los 67,9 MMmcd, las empresas deberán inyectar al sistema un 30% de volumen adicional al ofertado en el programa de estímulo, lo que totaliza un suministro anual de 97 MMmcd.
Por lo tanto, en el invierno, cuando la demanda total de gas aumenta de un promedio de 130 millones a 180 millones de m3/d, el Gobierno deberá cubrir ese pico con un nuevo buque, adicional al que está emplazado en el puerto de Escobar, que tiene un máximo de capacidad de regasificación de 22 millones de m3/d.
La vuelta del buque a Bahía Blanca traerá recuerdos de los 10 años que estuvo anclado, entre 2008 y 2018, luego de que en el anterior congelamiento tarifario se derrumbara la producción de gas a 115 millones de m3/d.
El año pasado, la producción local cayó 7,5%, de los 135,2 millones de m3/d promedio en 2019 a 122 millones de m3/d, según proyecciones del Estudio Montamat.
La caída tan abrupta se dio en parte por las restricciones generadas por la pandemia, pero especialmente por el nuevo congelamiento tarifario, que arrancó en el gobierno de Mauricio Macri y continuó con el actual de Alberto Fernández. Las tarifas de gas y luz no se actualizan desde febrero y marzo de 2019. Esto generó que cayera el precio del gas y se frenaran las inversiones en nuevas perforaciones de pozos gasíferos.
Argentina en emergencia
El Plan Gas lanzado el mes pasado se diseñó advirtiendo este problema.
Pero los conflictos internos en la coalición gobernante generaron que se atrasara su implementación, luego de que se reemplaza al exsecretario de Energía Sergio Lanziani por el actual, Darío Martínez, y de que la cartera energética saliera de la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo para pasar a Economía.
La tardanza para implementar el plan de estímulo implicó que las empresas no lleguen a tiempo para perforar más pozos e incrementar su producción para el invierno próximo.
La necesidad de volver a traer el buque era una foto que el Gobierno quería evitar, a pesar de que hayan motivos técnicos para justificarlo. Más allá del declino de producción de Bolivia, lo cierto es que hace tres años había una expectativa de que la Argentina podría autoabastecerse de gas, exportando en verano el exceso de producción que ocurre por la caída de la demanda. Se habló, inclusive, de la posibilidad de construir una planta de licuefacción (convierte el gas a estado líquido) para exportar GNL a Asia.
YPF hasta contrató por 10 años una barcaza de licuefacción que emplazó en Bahía Blanca para exportar hasta 2,5 millones de m3/d. Pero en el invierno pasado, la actual gestión rescindió el contrato y pagó una indemnización de US$150 millones, ya que, producto de la pandemia, se derrumbaron los precios de GNL y no era rentable para la empresa seguir con este negocio, según indicaron.
El buque regasificador había sido despedido por Macri en un acto en Bahía Blanca, en 2018, junto con el entonces secretario de Energía, Javier Iguacel, y actual intendente de Capitán Sarmiento, para mostrar los beneficios que generaba la efectividad de la producción no convencional de Vaca Muerta. Sin embargo, en ese entonces, el Enargas había advertido que no era una buena idea prescindir del buque.
El año pasado, el Gobierno se benefició con la caída abrupta del precio del GNL, ya que las importaciones no se tradujeron en una disparada del gasto fiscal y de salida de divisas. La misma Ieasa, empresa estatal encargada de las compras de gas en el exterior, informó que el valor promedio de compra fue US$2,87 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), muy inferior a los US$5,92 de 2019 y a los US$8,12 de 2018. Pero esto podría cambiar este invierno, si se recompone la demanda internacional, lo que le agregaría un nuevo foco de presión a las reservas del Banco Central.
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