Grupos petroleros de EEUU se fusionan para sobrevivir a la caída de los precios
Por Biobio / Bolivia Energía Libre-La Paz
Golpeado por la brusca caída de precios del petróleo al inicio de la pandemia y por una serie de quiebras, el sector petrolero estadounidense intenta mantenerse a flote mediante fusiones, mientras la lucha contra el cambio climático toma forma en los medios financieros.
Dos uniones forzadas fueron anunciadas en las últimas 48 horas: Pioneer Natural Resources anunció su intención de comprar a su competidora Parsley Energy por 4.500 millones de dólares un día después de que ConocoPhillips comprara Concho Resources por 9.700 millones.
Estas fusiones se añaden a una lista larga que incluye nombres de grandes petroleras como Chevron, que recientemente adquirió Noble Energy por 5.000 millones de dólares.
Devon Energy anunció por su parte a fines de setiembre su intención de fusionarse con WPX Energy en una operación de unos 2.600 millones de dólares.
Estas uniones se explican por la caída de los precios del crudo en la primavera boreal debido a la pandemia de coronavirus, que redujo la movilidad del transporte y también detuvo fábricas.
Aunque los precios se recuperaron, siguen en niveles de 40 dólares desde hace varios meses, muy por debajo de años anteriores, una situación que no ayuda a la rentabilidad de las empresas del sector, algunas muy endeudadas.
Las quiebras se multiplicaron: entre enero y setiembre, 84 firmas especializadas en exploración y producción de petróleo o en servicios petroleros y del gas se declararon en bancarrota, frente a 63 en todo 2019, según la oficina jurídica Haynes and Boone.
“La presencia persistente de casos de covid-19 en Estados Unidos y el exterior arroja un manto de duda sobre la demanda mundial de energía y contribuye a la idea de que los precios y la actividad del sector no se recuperarán pronto”, destacó el estudio.
Ante este panorama sombrío, muchas empresas de energía tienen dificultades para financiarse con los bancos, que temen que no puedan devolver sus créditos.
Muchas de ellas enfrentan repagos inminentes, como WPX y Noble, que tienen vencimientos importantes en los próximos dos años, según Stewart Glickman, especialista en energía de CFRA.
Para Glickman, el movimiento de consolidación en el sector es bienvenido. En algunas regiones el precio para sostener la rentabilidad es de 35 o 40 dólares por barril, y en estos niveles de precios mejor reducir la concurrencia y tratar de economizar por escala.
Incluso las grandes multinacionales del sector tienen dificultades y recortan drásticamente sus gastos desde inicios de año.
Estos esfuerzos no siempre son recompensados por los inversores. ExxonMobil, que tiene yacimientos petroleros y estaciones de servicio alrededor del mundo, vale menos en bolsa que NextEra Energy, un grupo de energía solar y eólica en Estados Unidos y Canadá.
Es un símbolo de una nueva relación entre el sector petrolero y Wall Street, que cada vez más apuesta a las energías “limpias” como inversiones rentables.
Los precios de las acciones de Concho Resources o Parsley Energy se dividieron por tres desde 2018.
“Si una empresa quiere agrandarse, es el buen momento, hay buenos negocios” para hacer, destaca Andrew Lebow, de Commodity Research Group.
Más allá de las razones financieras, no es casualidad que las operaciones de fusión y adquisición se cierren ahora, según Glickman.
Además de la estabilización de precios del barril, que facilita evaluar el valor de las empresas, el sector teme también el impacto de la política energética que podría desplegar Joe Biden en caso de victoria en la elección presidencial del 3 de noviembre.
“Si Biden gana (…) la administración podría cambiar las reglas sobre perforación de gas y petróleo”, señaló Glickman. Varias firmas particularmente expuestas pueden querer limitar este riesgo que podría dificultar su desarrollo y prefieren aliarse sin esperar.
Además, el sector se ve afectado por el consumo de una población cada vez más sensibilizada a los problemas ambientales.
“Si estas empresas consideran que un número creciente de inversionistas ya no quiere tener acciones ligadas a energías fósiles en su portafolios, se plantean que tal vez es tiempo de aceptarlo”, señaló este experto.