Las energías alternativas pueden ahorrar $us 120.000 MM y restar la emisión de 100 millones de t. de CO2 a la atmófera en Latinoamérica

Por Bolivia Energía Libre / La Paz

  • En un escenario de integración regional con alta penetración de energías renovables, América Latina podría reducir los costos totales acumulados de inversión y operación del sistema al 2050 en más de un 6%, refiere una nota de prensa de la División de Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

La transición energética en América Latina y el Caribe se encuentra en una fase decisiva. La región ha alcanzado una de las matrices eléctricas más limpias del mundo en términos relativos, con una participación renovable superior al 60% en el 2024 (hidro, eólica, solar y geotermia) y niveles de cobertura de electricidad que superan el 97% de la población.

Estos logros se combinan con la expansión de fuentes no convencionales como la energía solar y eólica, especialmente en Brasil, Chile, México y Uruguay, lo que refleja un proceso de diversificación tecnológica en curso.

Sin embargo, estos avances contrastan con rezagos persistentes en eficiencia energética, en la reducción de la dependencia de combustibles fósiles y en la movilización de financiamiento para proyectos de energía limpia e infraestructura de interconexión.

En este contexto, la integración energética regional surge como una oportunidad estratégica. Más allá de los beneficios técnicos y económicos asociados a una mayor interconexión eléctrica y gasífera, la integración representa un pilar fundamental para avanzar hacia una transición justa y sostenible, especialmente en el contexto actual de tensiones geopolíticas.

Permite aprovechar complementariedades entre países, optimizar la infraestructura existente, fortalecer la seguridad energética y, al mismo tiempo, generar condiciones para una mayor cohesión regional.

La experiencia de proyectos como el SIEPAC en Centroamérica o las interconexiones del Cono Sur demuestran que, cuando existe voluntad política y marcos regulatorios adecuados, la cooperación energética puede traducirse en mayor resiliencia y competitividad.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha acompañado este debate regional con un análisis prospectivo al 2050, que integra la evidencia disponible sobre escenarios de expansión eléctrica, participación de energías renovables y opciones de interconexión. Estos escenarios sitúan a la integración regional como una de las condiciones necesarias para materializar los compromisos de descarbonización y, a la vez, como motor de cambio estructural y desarrollo inclusivo.

Los resultados son claros: en un escenario de integración regional con alta penetración de energías renovables, América Latina podría reducir los costos totales acumulados de inversión y operación del sistema al 2050 en más de un 6% en comparación con un escenario similar sin interconexiones.

Esto equivale a un ahorro estimado de cerca de 120.000 millones de dólares entre 2025 y 2050 y podría evitar alrededor de 100 millones de toneladas de emisiones de CO₂ en el mismo lapso, en comparación con trayectorias tendenciales.

Además de las eficiencias en costos y emisiones, la integración ofrece beneficios adicionales en seguridad energética, al diversificar fuentes de suministro y reducir la vulnerabilidad frente a choques externos, como la volatilidad de los precios internacionales de combustibles fósiles o los impactos de sequías prolongadas sobre la generación hidroeléctrica.